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En el caso de una fractura femoral proximal, ¿es mejor que el clavo principal PFNA tenga un diámetro mayor?

Las fracturas intertrocantéreas de fémur representan el 50% de las fracturas de cadera en ancianos. El tratamiento conservador es propenso a complicaciones como trombosis venosa profunda, embolia pulmonar, úlceras por presión e infecciones pulmonares. La tasa de mortalidad al año supera el 20%. Por lo tanto, si la condición física del paciente lo permite, la fijación interna quirúrgica temprana es el tratamiento de elección para las fracturas intertrocantéreas.

La fijación interna con clavos intramedulares es actualmente el tratamiento de referencia para las fracturas intertrocantéreas. En numerosos estudios previos sobre los factores que influyen en la fijación interna con clavos PFNA, se han reportado factores como la longitud del clavo PFNA, el ángulo en varo y el diseño. Sin embargo, aún no está claro si el grosor del clavo principal afecta los resultados funcionales. Para abordar este problema, investigadores extranjeros han utilizado clavos intramedulares de igual longitud pero diferente grosor para fijar fracturas intertrocantéreas en personas mayores (mayores de 50 años), con el objetivo de comparar si existen diferencias en los resultados funcionales.

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El estudio incluyó 191 casos de fracturas intertrocantéreas unilaterales, todas tratadas con fijación interna PFNA-II. Cuando el trocánter menor se fracturó y se desprendió, se utilizó un clavo corto de 200 mm; cuando el trocánter menor estaba intacto o no se desprendió, se utilizó un clavo ultracorto de 170 mm. El diámetro del clavo principal osciló entre 9 y 12 mm. Las principales comparaciones del estudio se centraron en los siguientes indicadores:
1. Ancho del trocánter menor, para evaluar si el posicionamiento fue estándar;
2. Relación entre la corteza medial del fragmento cabeza-cuello y el fragmento distal, para evaluar la calidad de la reducción;
3. Distancia punta-ápice (TAD);
4. Relación clavo-conducto (NCR). La NCR es la relación entre el diámetro del clavo principal y el diámetro del conducto medular en el plano distal del tornillo de bloqueo.

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Entre los 191 pacientes incluidos, la distribución de los casos en función de la longitud y el diámetro del clavo principal se muestra en la siguiente figura:

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El NCR promedio fue del 68,7 %. Utilizando este promedio como umbral, se consideró que los casos con un NCR mayor al promedio tenían un diámetro de uña principal más grueso, mientras que los casos con un NCR menor al promedio tenían un diámetro de uña principal más delgado. Esto condujo a la clasificación de los pacientes en el grupo de uña principal gruesa (90 casos) y el grupo de uña principal delgada (101 casos).

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Los resultados indican que no hubo diferencias estadísticamente significativas entre el grupo de clavo principal grueso y el grupo de clavo principal delgado en términos de distancia punta-ápice, puntuación de Koval, tasa de curación tardía, tasa de reoperación y complicaciones ortopédicas.
Similar a este estudio, se publicó un artículo en el "Journal of Orthopaedic Trauma" en 2021: [Título del artículo].

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El estudio incluyó a 168 pacientes de edad avanzada (mayores de 60 años) con fracturas intertrocantéricas, todos tratados con clavos cefalomedulares. Según el diámetro del clavo principal, los pacientes se dividieron en un grupo de 10 mm y un grupo con un diámetro superior a 10 mm. Los resultados también indicaron que no hubo diferencias estadísticamente significativas en las tasas de reintervención (tanto global como no infecciosa) entre ambos grupos. Los autores del estudio sugieren que, en pacientes de edad avanzada con fracturas intertrocantéricas, el uso de un clavo principal de 10 mm de diámetro es suficiente y no requiere un fresado excesivo, ya que aún puede lograr resultados funcionales favorables.

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Hora de publicación: 23 de febrero de 2024